ImPact
Guía de implementación y monitorización de políticas de PHS

El aumento de la demanda social de PHS suscita numerosas dificultades

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En la actualidad existen 7,3 millones de trabajadores PHS en toda la Unión Europea y, con más de 155 000 nuevos trabajos creados entre 2011 y 2013 en Europa, los PHS son el sector de empleo que ocupa el segundo lugar en cuanto a rapidez de crecimiento, por detrás de las ICT (Comisión Europea, 2015).

De hecho, los actuales cambios sociales hacen que los servicios personales y domésticos sean cada vez más esenciales. Los cambios en las estructuras familiares (p. ej. aumento de la tasa de empleo femenino, mayor número de familias monoparentales, etc.) hacen que sea más difícil que las familias lidien con las tareas de la vida diaria. De media, los ciudadanos de la UE pasan 23 horas a la semana cuidando de los niños y 8 horas cuidando de ancianos o discapacitados, además de 11 horas más cocinando o realizando las tareas del hogar, según Eurofound. El impacto de las tareas del hogar en la conciliación trabajo-vida no pueden pasar desapercibidas, en especial si se considera que el 53% de los trabajadores de la UE declararon en 2011 que llegaban demasiado cansados como para realizar tareas del hogar que había que efectuar varias veces al mes.

Además, el envejecimiento general y sin precedentes de nuestras sociedades aumenta la demanda de ayuda doméstica y servicios de cuidados. Entre 2010 y 2030, aumentó el número de europeos de 65-79 años en un 36 % y los de 80 o más aumentarán un 57 % (Comisión Europea, 2011a). En la actualidad el deseo de las personas mayores de permanecer en casa más tiempo se cumple en parte gracias a la ayuda informal y a los cuidados de los cuidadores familiares y de trabajadores no declarados. Así pues, en Europa aproximadamente el 80 % de las horas de prestación de cuidados proviene de cuidadores informales, predominantemente mujeres de 45 años o más (Eurofound, 2015). Algunos de ellos eligen cuidar de sus familiares, pero otros no y se ven obligados a reducir sus horas de trabajo o, en algunos casos, abandonar el mercado laboral para atender las necesidades de sus familiares. A largo plazo, esta situación no es sostenible, ni es aceptable económica o socialmente.

Además, se prevé que el número de cuidadores familiares disminuya antes de 2050 en paralelo con el descenso de la población en edad de trabajar (Colombo, 2015). Por lo tanto, crear servicios personales y domésticos es clave para que las personas mayores permanezcan más tiempo en sus hogares y también para que los cuidadores familiares accedan a varios servicios de ayuda doméstica asequible que les permitirían combinar sus obligaciones de cuidados con el trabajo y la familia.

Por consiguiente, los PHS mejoran la calidad de vida de los ancianos y de las personas dependientes y permiten a los trabajadores (en especial a las mujeres) conciliar sus vidas profesionales y personales. Pueden utilizarse habitualmente o solo en casos excepcionales. Sin embargo, los ciudadanos de la UE se enfrentan a numerosos escollos a la hora de acceder a uno o más servicios personales y domésticos que restringen las opciones disponibles y conllevan graves desventajas.

  • Los PHS carecen de una oferta de calidad estructurada y adecuada, lo que a su vez limita las opciones de los ciudadanos de la UE en su vida privada, en especial con respecto a los servicios de cuidados. Por ello, puede limitarse el comportamiento de fertilidad: las parejas quizá decidan no tener hijos o tener menos. Los cuidadores familiares quizá decidan también no mudarse y permanecer en la misma ciudad que sus familiares dependientes. Estas decisiones privadas pueden tener repercusiones en la sociedad en conjunto. Afectan a la demografía local y refuerzan más la tendencia de envejecimiento demográfico y causan problemas económicos. Otra posibilidad para los cuidadores es dejar de trabajar o trabajar a tiempo parcial. La mayoría de las veces son las mujeres las que adoptan una decisión de ese tipo, más que los hombres, lo que tiene consecuencias muy negativas para la igualdad de género y la inclusión social. Hay que destacar que, después de cada hijo, las madres trabajan un 12% menos, y casi la mitad de las mujeres inactivas de la UE lo son por motivos familiares (Parlamento Europeo, 2013). Igualmente, el 7 % de las mujeres informan de que cuidan a un familiar anciano o discapacitado cada día, en comparación con solo el 4% de los hombres (Eurofound, 2012).
  • Los ciudadanos de la UE pueden depender de la oferta privada (es decir, guarderías privadas, residencias, servicios del hogar, etc.) pero es bastante cara e inasequible para la mayoría de ellos. Por lo tanto, los ciudadanos de la UE pueden decidir no acceder a los PHS o trabajar más, posteriormente, o – en el caso de las parejas – en horarios distintos para poder depender de una oferta privada que cuide de sus familiares dependientes. A cambio, sacrifican su bienestar y su tiempo libre para garantizarse la capacidad económica de pagar dichos servicios de calidad. Sin embargo, esta solución se utiliza de forma esporádica en familias con escasos ingresos, ya que genera otras necesidades para los cuidadores que pasan menos tiempo en el hogar: los servicios domésticos también son cada vez más necesarios para que el trabajador concilie sus responsabilidades personales con las del cuidado. Además, ejerce más presión en los trabajadores aislados (padres solteros, por ejemplo, o un hijo único que cuida de su familiar anciano), que cargan con todo el peso de cuidar de los dependientes. En esos casos existen pocas opciones y las que hay tienen consecuencias muy negativas para el trabajador con respecto a su carrera y economía.

Por ese motivo la alternativa más popular al uso de PHS profesionales es recurrir a la economía no declarada. Desde la última encuesta del Eurobarómetro (Comisión Europea, 2013), podemos concluir que aproximadamente 7 millones de Europeos compran servicios de limpieza del hogar en el mercado no declarado, 2,3 millones compran servicios de canguro en el hogar y otros 1,4 millones compran servicios de asistencia para un familiar dependiente o anciano. En 2010 el porcentaje del trabajo no declarado en el mercado de servicios personales ascendía al 70% en Italia y España, 50% en Reino Unido, 45% en Alemania, 40% en Países Bajos, 30% en Francia y Bélgica y 15% en Suecia (DGCIS, 2011). Estas proyecciones pueden subestimar la situación real.

La prevalencia de la economía no declarada en el sector causa gran daño al Estado, a los trabajadores y a los usuarios. Su persistencia puede explicarse por una fuerte tensión en el mercado entre el deseo de mayor profesionalidad y la preocupación de los usuarios de que deberían conseguir el servicio a un precio asequible, junto con el hecho de que la oferta formal es insuficiente. Su dominio crea problemas a distintos niveles:

  • Nivel económico: cualquier intervención del Estado para favorecer la prestación formal de PHS crearía más ingresos para las arcas públicas. Al contrario, la falta de intervención genera una pérdida económica significativa para las arcas públicas. Por lo tanto, la prevalencia de trabajo no declarado causa gran daño a las arcas públicas. Esta situación puede explicarse por el hecho de que el sector se caracteriza por un alto índice de empleo y por el hecho de que “sin apoyo público, el empleo formal en los PHS es bastante costoso para la mayoría de la población y el mercado formal para PHS es bastante limitado” (Comisión Europea, 2012). El coste de la falta de intervención estatal en este sector es tremenda: si se compara el coste de una persona desempleada y el de un trabajador equivalente a tiempo completo en el sector, se ve que el impacto económico del inmovilismo estatal es mayor para las arcas públicas que el coste que generan las medidas que apoyan los PHS (EFSI, 2013).
  • Nivel de las condiciones de trabajo: a nivel individual de trabajadores de PHS, el hecho de que su trabajo no es formal conduce a condiciones laborales precarias (ingresos no garantizados, sin acceso a la seguridad social ni a derechos de pensiones, etc.) y una falta de reconocimiento de su valor y las cualificaciones necesarias. En efecto, los trabajos de servicios personales y domésticos requieren varias habilidades técnicas (como normas de higiene, uso de productos, cuidar de una persona vulnerable y eliminar peligros ocupacionales) y habilidades interpersonales (como discreción, confianza, autonomía y adaptación a las necesidades de los usuarios). Además, los trabajadores no declarados de PHS no se benefician de formación para alcanzar dichas habilidades. Tampoco conocen las normativas y normas de seguridad y salud ocupacional. Por lo tanto, está en riesgo su propia seguridad mientras trabajan (manipulación de productos peligrosos, riesgo de caídas, etc.), al igual que la seguridad de las personas dependientes a las que cuidan.
  • Nivel cualitativo: la calidad de los servicios de PHS depende en gran medida de las cualificaciones y condiciones laborales de los trabajadores. Además, la calidad del servicio depende de la disponibilidad de servicios, su suficiencia en cuanto a las necesidades de los usuarios, la organización de su prestación y la regulación de calidad establecida. Obviamente, en un contexto en el que la mayoría de los PHS se prestan en el mercado no declarado, son de mala calidad y los usuarios no reciben garantías.